SOSTIENEN los expertos que para realizar a la perfección esa maravilla culinaria, sencilla y compleja a la vez, llamada huevos fritos, se requiere la combinación de tres elementos: una buena materia prima, los huevos; una cierta proporción de aceite y una adecuada gestión de los tiempos, temperatura y condiciones en la sartén.
En el mundo de la economía pasa lo mismo, para que se produzcan buenos resultados en términos de riqueza, bienestar y prosperidad deben existir y combinarse entre sí, tres elementos básicos: los emprendedores, que es la materia prima; el dinero, que es como el aceite; y una buena gestión de las condiciones en la sartén, es decir, cómo actúa una política económica ante unas circunstancias concretas dadas en su entorno.
¿Se dan estos tres elementos aquí y ahora? En lo que se refiere a la existencia de materia prima emprendedores, sin la cual no hay posibilidad de construir nada, debo reconocer que hace algunos años tenía mis dudas. Era cuando casi todos aspiraban a ser funcionarios o empleados de banca. Confieso que me resultaba deprimente. Sin embargo, algo está cambiando y esta misma semana he visto, en el Día del Emprendedor, a miles de ellos, de todas las edades, con sus proyectos empresariales en todo tipo de fases. Desde ideas y start ups hasta empresas en marcha y compitiendo en el mercado. Si en un país hay un buen puñado de emprendedores dispuestos a ejercer de tales, asumiendo riesgos e implicándose, no está todo perdido. Por lo menos se dispone de lo esencial, la materia prima capaz de generar riqueza y bienestar.
Vamos con el segundo elemento básico que es el dinero. Este llega al emprendedor o a la empresa como deuda o como capital. La primera proviene de las entidades que conforman nuestro sistema financiero que, en estos momentos, se encuentra con poca liquidez, muy endeudado y con necesidad de revisión y transparencia, destinando, en gran medida, su mermada capacidad líquida a financiar al Estado y refinanciar sus propios problemas. La segunda, el capital, viene de las entidades de capital riesgo y de los inversores privados Esta liquidez existe y puede llegar a las empresas pero la situación no ayuda a crear confianza y estabilidad que son ingredientes indispensables para que se decidan inversiones a medio plazo.
En cuanto al tercer elemento, la gestión de la sartén, está jugando en contra, refriendo y calcinando todos los ingredientes sin los cuales es imposible un cambio de tendencia positivo en la economía real de un país.
Por lo menos hay huevos y algo de aceite que, bien utilizado, cunde mucho. En cuanto al cocinero…puede que otros con mayor autoridad le enseñen o que los comensales lo cambien. Si hay materia prima, hay futuro.
Publicado en el Mundo- Valencia 23 mayo 2010
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