José Ignacio Lluch – FREE MARKET

5 julio, 2011

PEQUEÑOS DETALLES

Un estupendo viaje puede frustrarse por el pequeño detalle de olvidar poner en hora el despertador.

La vida está llena de pequeños detalles. Son pequeños y son detalles, es decir, suenan a nimiedades y cosas sin importancia. Son el hermano pobre del gran acontecimiento o de lo altamente relevante, pero sin ellos, no se pueden dar los otros.

Solo nos damos cuenta de su valor cuando se ha producido la consecuencia de haberlos ignorado. Es entonces cuando todos estamos dispuestos a reconocer lo verdaderamente importantes que eran.

En el mundo de las empresas y la economía pasa lo mismo, los pequeños detalles pueden ser la clave para el éxito o el fracaso y el problema es que, muchas veces, solo nos percatamos de su importancia demasiado tarde y cuando ya no hay remedio.

Una compañía crecía y tenía mucho éxito con un producto específico que había desarrollado. Este éxito le llevó a decidir hacer otros en sectores diferentes y para ello adquirió una serie de activos costosísimos con el fin de fabricar sus nuevos productos. Olvidaron el pequeño detalle de que nadie en la organización conocía bien los entresijos y  peculiaridades del sector en cuestión, nadie se planteó ¿sabemos fabricarlo?, y la fabulosa inversión fue un fracaso. Aprendieron que para actuar en otros sectores distintos hay que contar con la experiencia y el conocimiento de los mismos.

Otra gran compañía olvidó el pequeño detalle del talento de su propio equipo humano y fue perdiéndolo a base de no involucrar ni considerar a su gente. Su posición de liderazgo cambió a un décimo puesto.

Un gran empresario no se percató del pequeño detalle de que no era inmortal y no tomó ninguna medida para garantizar la estabilidad y trascendencia del proyecto empresarial  más allá de su persona. Sucedió lo que a todos nos pasa una vez en la vida y es que nos morimos, y  las luchas de los herederos, la falta de dirección y  Hacienda hicieron el resto.

Otro despreciaba y no consideraba relevante el mercado exterior y de él surgió un competidor que eliminó su empresa del mercado nacional en tres años.

Solo se pueden cuidar los detalles si se ama el proyecto empresarial y  no se cae en el endiosamiento típico del que se cree triunfador que le hace estar más atento a sí mismo que a las pequeñas e insignificantes cosas que le rodean.

Ver publicado Art 74

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