Cuando se produce un naufragio, los supervivientes intentan salvarse manteniéndose a flote como pueden, ya sea recurriendo a sus propias fuerzas o apoyándose en un salvavidas o cualquier cosa capaz de flotar. A nadie se le ocurre aferrarse a su pesado baúl, aunque contenga todas sus pertenencias, y menos aún, para salvar el citado lastre, obligar a los demás a sostener el baúl en lugar de apoyarse en los flotadores.
En el mundo de la economía sucede lo mismo, siempre hay baúles y flotadores, y en los momentos difíciles hay que escoger qué es lo primero o esencial para que el proyecto salga adelante.
El cementerio de las empresas está plagado de aquéllas que antepusieron sus baúles a sus flotadores, los que prefirieron mantener estructuras inoperantes e inviables a costa y en contra de sus creadores de valor. Observando la evolución de esas empresas fracasadas, y de otras que están en ello, se detectan con facilidad los baúles y cómo éstos afectan a los flotadores: recurrir a una deuda desproporcionada cuyo origen no es operativo y su coste es superior a los ingresos; mantener costes de estructuras y personas ineficaces, aunque sean familiares del empresario, a costa de reducir la remuneración de las personas rentables que cumplen bien sus tareas; dar un mal servicio a los clientes alegando que son momentos difíciles y de sacrificio pero que, con el tiempo, todo se arreglará…
La macro y la microeconomía no son cosas distintas, y los errores o aciertos que se realizan en la economía real son similares a las actuaciones en la política económica.
Resulta, por tanto, sorprendente que la actual burocracia que dirige nuestra economía, sea cual sea y esté donde esté, no se percate de que para tener baúles, primero habrá que recurrir a los flotadores y dejarles lo más libres de sobrecarga posible para que puedan realizar su función.
Asfixiar a la sociedad civil y la iniciativa privada, castigando más aún el ahorro, la inversión, el consumo, las empresas y familias, no es la única alternativa posible. Salvo, cómo no, que lo primero a salvar sea el baúl.
Primero, lo primero Art 109
Es curiosa la forma que tienes de contar la economía a base de metáforas, queda la cosa tan clara que te resulta incomprensible el que no actuen así.
Saludos.
Comentario por Dessjuest — 5 octubre, 2012 @ 5:45 pm |