Resultaría cómico sino fuera por lo patético de la situación, ver a nuestros representantes políticos mendigando confianza ante nuestros acreedores y haciendo como si estuvieran haciendo los deberes para demostrar lo fiables que son.
Resultaría sorprendente que nuestros acreedores se lo creyeran, a la vista de los resultados que sus acciones y omisiones generan en nuestra economía. ¿Qué confianza puede tener un acreedor cuando su deudor le ofrece como solución, más deuda en lugar de austeridad y ahorro real en lo público y medidas de recuperación productiva en lo privado que repongan, por la única vía posible, la enorme deuda contraída? ¿Y si además amenazan con que si no hay más deuda, se rompe la baraja?
En la economía real nadie puede exigir confianza sin darla o merecerla.
Solo funciona si es mutua y se basa en hechos y resultados.
Hablando de confianza, ¿pueden ser nuestros gobernantes tan rematadamente arrogantes para no percatarse de que, quizá, podrían confiar en la sociedad que gobiernan? Esa sociedad a la que le piden confianza en cada periodo electoral y que,una vez obtenida, cambian totalmente el programa que ésta votó.
¿Podrían confiar en que una buena parte de los recursos económicos que rapiñan a la sociedad con impuestos, podrían permanecer en poder de ésta, que quizá le diera un mejor y más productivo uso? Posiblemente no financiaría un estado sobredimensionado ni un gasto público insostenible, lo que supongo, no les importaría a nuestros gobernantes, si es bueno para la sociedad.
¿Podrían confiar en que los trabajadores y parados son capaces de establecer acuerdos voluntarios con los empresarios a fin de resolver el desempleo sin intervención y regulaciones que bloquean la competitividad, la productividad y la libre voluntad de las partes directamente interesadas?
¿Podrían confiar en que la capacidad de ahorro e inversión privados es suficientemente apta para canalizar éste hacia mejores y renovados proyectos generadores de riqueza, y, en consecuencia, liberalizar todos los sectores y eliminar trabas a la libre competencia y al acceso al mercado?
¿Podrían confiar en que la gente es capaz y responsable si se le permite, de satisfacer sus necesidades de salud, educación, trabajo y jubilación, posiblemente mejor y con más garantías que Uds?